Antenicidio: punto final

A principios de los 90, cuando el felipismo agonizaba entre pelotazos y Juanes Guerra, un grupo de emisoras llamada Antena 3 Radio era el altavoz de sus fechorías. Tanto era así que el régimen echó mano de su gran líder, Don Jesús de Polanco para que terminara de un plumazo con tal molesto moscón que encima tenia más oyentes que sus propias emisoras.
Y dicho y hecho. Don Jesús con el dinero que le facilitó Mario Conde (condenado por quedarse dinero de su banco), compró ese grupo de emisoras, se quedó con todos sus postes y las cerró posteriormente. A perro muerto, se acabó la rabia.
Como la operación era claramente ilegal, se inició un interminable proceso judicial en que el que a grandes rasgos, se resolvió en 2000. El Supremo que dictaminó que Don Jesús había comprado ilegalmente las emisoras y debía devolverlas para mantener la pluralidad que antes había.
Lógicamente, Polanco, con más abogados que periodistas, no dio su brazo a torcer y presentó una serie de recursos para retrasar la ejecución de la sentencia que ya era firme y el gobierno de turno, el del PP, tenía obligación de hacerla cumplir.
El PP se mostró vacilante y dio tiempo a que el antenicidio se consumara por la teoría de hechos consumados, precisamente. Pero Polanco ya había descabezado la antigua Antena 3 Radio y no era ya lo que había sido.
Atado y bien atado lo dejó Zapatero para salir al paso de los recursos pendientes sobre el antenicidio e impedir la concentración de medios en manos de su valedor Polanco.
Esperemos que el PP, cuando gobierne, se atreva de una vez a ir contra Polanco y poner las cosas en su sitio. Dicen que Polanco está por encima de la ley. Aquí, no sólo lo parece...