Qué lío con el explosivo

Por fin y después de casi 3 años vamos sabiendo más datos sobre el famoso explosivo del 11M. En cualquier país con menos histerismo político, que se haya tardado todo ese tiempo y no a los pocos días del atentado ya sería un gran escándalo en cualquier país.

Según empiezan a concluir los peritos, el explosivo que explotó en los trenes contiene algo que no puede tener la goma-dos ECO, único explosivo según la versión oficial: el DNT o dinitrotolueno.

Según la versión oficial, el explosivo sólo pudo salir de la trama asturiana el que se utiliza en la mina Conchita: goma-dos ECO. Esto ya por si sólo probaría que ETA no pudo ser ya que utiliza otro tipo de explosivo.

Pero resulta que algo falla... El DNT es precisamente lo que se quitó de la ECO por ser "demasiado tóxico". La ECO sin el DNT es ya otro tipo de Goma-Dos: la EC. Así lo dicen nada menos que el Ministerio de Industria, la Unión Española de Explosivos (UEE) y hasta un informe de la Guardia Civil.

Pero para los medios que siguen a pies juntillas la versión oficial, como el ABC de Vocento, esto no hace más que confirmar que dicha versión oficial sigue siendo la correcta… Afirman que la famosa ECO se "contaminó en la fábrica de Burgos" y por eso aparece un componente, el DNT, totalmente incompatible con la composición. Admirable.

Es admirable ver como para algunos, la versión oficial es siempre válida, se diga una cosa o la contraria, haya DNT o no, sea Goma-dos ECO pura o menos pura. Es decir, a los que cuestionan esa versión oficial, siempre les pilla el toro.

Un problema grave con el que se encuentran los investigadores, es la escasez de muestras a su disposición, algo sorprendente en sí mismo. Alguna de ellas fueron lavadas con agua y acetona, dificultando más aun más su análisis. Tampoco quedan rastros de los trenes ya que fueron rápidamente desguazados.

Habría que cuestionarse por qué sale ahora (y no hace 3 años casi) esto de la presencia del DNT en el explosivo que sí se encuentra en el Titadyn, explosivo utilizado por ETA, por ejemplo.

Con este simple dato, no se puede probar la implicación de ETA pero avala la tesis de que la versión oficial es mentira o inexacta. Ahora hay que encontrar a los responsables de tanta chapuza y sus motivaciones.