Lo que queda de la Constitución

Parafraseo el título del mítico libro del admirado Jiménez Losantos, "Lo que queda de España" de 1979, en un día como hoy, 6 de diciembre de 2007.

Viendo los acontecimientos que vemos todos los días, me pregunto: ¿qué queda realmente de la Constitución de 1978?

Básicamente, yo entiendo que la llamada "carta magna" significa consenso: consenso de todos, no de unos cuantos contra uno solo.

En los difíciles tiempos de la transición había dos caminos: el rupturismo revolucionario que propugnaba la extrema izquierda del PCE y cía o el consenso integrador de todos los partidos. Por suerte, ganó lo segundo y se obligó a las fuerzas estalinistas de Carrillo etc a aceptar cosas como la bandera bicolor o incluso al Rey.

Pasados los años y después de casi 4 años de gobierno zapateril, el espíritu de consenso, ése que logra acuerdos entre los partidos mayoritarios, ha saltado por los aires.

Zapatero vio después de su estrambótica victoria en marzo de 2004, que podía perpetuarse en el poder si se sumaba alegremente a los del Pacto del Tinell, infame acuerdo antidemocrático que impide llegar al más mínimo entendimiento con la derecha ante cualquier tema. La derecha se convierte pues, en un paria, en un apestado político.

Así pues, rota la principal razón de ser de la Constitución, el consenso y por ende el sentido de nación española, todo se va viniendo abajo, poco a poco… lento pero seguro…

Al calor de este nuevo estado de cosas, aparece lo siguiente:

- Estatutos de autonomía claramente inconstitucionales como el catalán, que declaran la existencia de naciones al margen de la española, que reconocen sistemas fiscales independientes que rompen la unidad de mercado o que obligan a conocer una lengua que no es oficial en todo el estado.

- El terrorismo etarra es premiado en sesión parlamentaria al aprobarse el inicio de la negociación política. A partir de ahora, un terrorista es un interlocutor válido para hablar con el Estado.

- La independencia judicial es cada vez más una entelequia, dando valor a aquello de Alfonso Guerra de que "Montesquieu ha muerto". El Tribunal Constitucional, por ejemplo, ha sido incapaz de pronunciarse sobre el estatuto de Cataluña antes de que se aprobara en referéndum. Las presiones de Zapatero para evitarlo han dado sus frutos.

- Se ha impuesto la mentalidad revanchista del Frente Popular al aprobar leyes de memoria histórica que nos devuelven a los tiempos oscuros del guerracivilismo, algo ya desterrado. De nuevo, la ley no ha contado con el consenso mayoritario y ha salido viciada y sesgada. Sólo son victimas, o sea, los buenos, el bando perdedor. No se reconoce por ejemplo, toda la represión, crímenes y fechorías del bando llamado repúblicano, aunque más justo sería llamarlo estalinista.

Después de 4 años de Zapatero en el poder, ¿qué queda de la Constitución del 78?