Los pandilleros

Lo ocurrido en Alcorcón estos días, dentro de lo triste de la situación, es ciertamente esperanzador ya que los jóvenes se han movilizado para plantar cara a la amenaza de los pandilleros.

A ver cómo lo hago para no parecer muy "racista" a la vista de algún comprador de El País dominical que lea este blog. Ya se sabe que comentar algo realista, sacado de la más pura observación sobre los inmigrantes, merece a su juicio el manido adjetivo.

Aunque la delegada del gobierno de Madrid nos dé su "versión oficial", en Alcorcón había algún elemento de estética pandillera latina que tenía por costumbre robar, amenazar o insultar sistemáticamente a los vecinos. Sólo hace falta salir a la calle y preguntar, como hemos visto en alguna televisión.

Como en las sociedades más o menos avanzadas nos puede eso del respeto exquisito para no caer en la barbarie, la cosa se deja pasar hasta que pasa algo. Y ese algo es que los elementos de estética se les va la navaja y pinchan a alguien.

Mis felicitaciones a todos los jóvenes que decidieron plantarse y entonar un "no pasarán" en el municipio. Ahora los de la estética se lo pensarán dos veces porque irán a por ellos.

Sinceramente, es penoso ver cómo barrios enteros caen en la órbita de estos grupos que han venido a España desde países con unos índices de delincuencia muy superiores y que quieren copiar el modelo aquí. En nosotros está pararlos en seco con movilizaciones ciudadanas sin caer en el "pogrom" linchador y con políticas de inmigración expeditivas ante los inmigrantes delincuentes.

Si todos estuviéramos unidos, la tarea de parar en seco a las mafias callejeras latinas o de cualquier origen seria mucho más fácil. Pero no, ahí siempre estará la izquierda y sus medios que será comprensiva con el delincuente inmigrante justificando su actuación (como ya han hecho alguna vez) y acusando de "racistas" o de "ultras" a los buenos ciudadanos que están hartos, más que hartos.