El cine contra Pixi

Hacía algún tiempo que Carmen Calvo alias Pixi, no la liaba con alguna de sus estupideces. Ayer y como consecuencia de una de ellas – la ley del cine -, casi el 100% de los llamados "exhibidores", o sea, las salas de cine cerraron sus puertas en protesta por la imposición de Calvo de tener que "echar" determinadas películas , europeas y por ende, españolas, la llamada "cuota de pantalla".

Las empresas exhibidoras han triunfado en este primer órdago a la política intervencionista de Zapatero, que cree aun que se puede modificar gustos a golpe de decreto. El intervencionismo siempre es una rémora al progreso, como se ha demostrado a lo largo de la historia pero estos no se enteran.

Cuanto más intervencionismo y proteccionismo socialista, más parálisis económica, más corrupción y más atraso por mucho que se digan "gobierno progresista". La ley del cine es una muestra intolerable de todo ello que no resolverá el problema de la calidad en el cine español. Jamás ir contra la libertad de empresa ha sido sinónimo de progreso y creación de riqueza.

Luego está esa legión de actores politizados, antiliberales, antiamericanos, antioccidentales y por ende pro-castristas y totalitarios como los Bardem, Luppi y compañía diciendo estupideces e insultando a media España. Menos subvención a estos monigotes palmeros del PSOE y más dinero a los buenos guiones, como se hace en EEUU por ejemplo.

El problema del cine español es malo, pero malo de solemnidad, sin sentido del humor, sin ironía, sin guiones que se salgan de la "estela Almodóvar" con sus frikis, los barrios bajos, las putas, los maricones y demás especímenes estereotipados. Estamos hartos de todo esto.

No quiero ser productor de cine con mis impuestos. Ni yo ni los millones de españoles que pasamos olímpicamente del cine español.